Como sabemos y venimos afirmando, el sistema educativo actual necesita un cambio. Un cambio en muchos aspectos, pero el más importante es la evaluación. Ésta es la clave de la enseñanza y el aprendizaje, la clave para transformar el sistema educativo. Pues de nada serviría cambiar la metodología u otros aspectos del currículum, si al final la forma de evaluar es un examen de papel y lápiz al final del proceso, típico en el sistema tradicional. Este tipo de evaluación es selectiva, segregadora y clasifica a las personas cuantitativamente, cuando la verdadera función de la evaluación debe ser la de orientadora y reguladora del proceso de enseñanza-aprendizaje. En ningún momento debería ser la evaluación un elemento segregador ni sancionador.
Podemos clasificar los diferentes tipos de evaluaciones según el agente que evalúa o según los momentos y finalidades.
Según el agente evaluador encontramos:
- Heteroevaluación: el que evalúa es otra persona, por ejemplo, el maestro. Típica de las escuelas tradicionales.
- Coevaluación: la evaluación entre iguales, de manera que aprenden unos de otros
- Autoevaluación: la que realiza el propio aprendiz y sirve para que sea consciente de su proceso de aprendizaje, tome consciencia y mejore en caso necesario. Una de las estrategias de aprendizaje y evaluación más interesantes porque facilita la toma de consciencia del propio aprendizaje y lo regula. Es decir, la competencia de aprender a aprender y la de autonomía.
Según el momento y la finalidad, hablamos de:
- Evaluación inicial: para reconocer los conocimientos previos del alumno, punto de partida para la planificación del proceso de enseñanza-aprendizaje. "Para poder construir un conocimiento debemos ser conscientes de la base sobre la cual lo edificamos" (Zabala, Once ideas clave. Cómo enseñar y aprender competencias). Se realiza al inicio.
- Evaluación continua, formativa o procesual: Para conocer el proceso de aprendizaje, de construcción de los conocimientos y reorientar en caso necesario. Esta es la más importante, puesto que es el aprendizaje es un proceso que va creando el propio alumno durante la etapa escolar y siempre y esto no se mide con un examen final al final del proceso. Aunque tampoco haciendo exámenes todo el tiempo, pues en realidad no sería evaluación continua, sino evaluar continuamente, que es lo que se suele hacer en las escuelas tradicionales. Cabe mencionar la distinción que hace Neus Sant Martí entre evaluación formativa, en la que las decisiones y recomendaciones son dadas por el docente y la formadora, llevada a cabo por los propios alumnos, de manera que aprenden mucho y trabajan de forma autónoma, uno de los retos de la educación. "Si no son autónomos, no son competentes". (Neus Sant Martí).
- Evaluación final o sumativa: Para conocer el nivel conseguido al final del proceso. La más típica en las escuelas tradicionales (junto con la heteroevaluación).
La evaluación es compleja y difícil, pero más aún la evaluación de las competencias. Es difícil porque implica partir de situaciones-problemas que simulen contextos reales y disponer de los medios de evaluación específicos para cada uno de los componentes de las competencias y porque "con el modo tradicional de evaluación hay contenidos complejos y componentes de las competencias que se quedan sin evaluar o, directamente se eliminan" (Neus Sant Martí). Es necesario evaluar las competencias y sus componentes, hechos, conceptos, procedimientos y actitudes. Pero todo ello no se puede evaluar con pruebas escritas. Es decir, hay graves deficiencias en la evaluación actual. Se necesitan nuevos métodos de evaluación más complejos y variados. Algunos de los más destacables son: las observaciones, las entrevistas personales, la autoevaluación, la coevaluación, los contratos, la lluvia de ideas, conversaciones colectivas o los diarios de clase, que son tipo portafolios o eportafolios. Estos últimos son una importante y completa técnica de evaluación. Ente sus muchas ventajas, destacar su importante papel en la autoevaluación y la evaluación continua, aspectos clave de la evaluación.
En definitiva, se necesitan nuevos métodos de evaluación más complejos y variados. Y que estén en función de cada competencia y de los diferentes contextos. Todo ello resulta muy difícil, pues la realidad es que las combinaciones de problemas y contextos reales pueden ser infinitos, por lo que es una visión un tanto utópica que la escuela pudiera prever todas esas situaciones. Aún así, siempre será un buen ensayo para la vida real y la formación integral de la persona y, como dice Zabala: "Puede que sea utópico, pero es la utopía necesaria para enseñar, la que nos enseña el camino a seguir...".
Foto: Flickr
Monday, December 2, 2013
Monday, November 18, 2013
LAS COMPETENCIAS BÁSICAS
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El concepto de competencia nace del mundo empresarial y de FP, donde se dieron cuenta de que no necesariamente aquellos que tenían mejor expediente académico eran los más competentes. De ahí surgió la necesidad de formar personas competentes. Este término pasa a la educación a través de la LOGSE y el marco constructivista que recoge estos principios.
Cuando hablamos de competencia nos referimos a la capacidad o habilidad de ejecutar tareas o hacer frente a situaciones diferentes de forma eficaz en un contexto determinado, con la necesaria movilización de conocimientos (concepto), habilidades (procedimiento) y actitudes (actitud).
Es saber (concepto), saber hacer (procedimiento) y saber ser (actitud). Es decir, una persona es competente cuando domina estos componentes. Para Zabala, las competencias tienen cuatro patas: Contenidos de tipo conceptual, hechos y principios, procedimental y actitudinal. Para él son necesarias las cuatro, unas se necesitan a las otras, es decir, también son importantes los conocimientos, la teoría, además de la evidente práctica. "La competencia y los conocimientos no son antagónicos, ya que cualquier actuación competente siempre implica el uso de conocimientos interrelacionados con habilidades y actitudes" (Zabala, p.53, Once ideas clave. Cómo enseñar y aprender competencias). Es decir, es necesaria la teoría, aprender conceptos, hechos y principios, pero comprendiendo primero y después se practica. Para Zabala teoría y práctica se necesitan (aunque hay un gran debate sobre este tema).
Para la enseñanza y el aprendizaje de las competencias, se deben cumplir además dos características: la funcionalidad (el alumno ha de saber por qué aprende un concepto, para qué sirve) y la complejidad de la situación (es necesario plantear tareas complejas, dado que la realidad es compleja y ser competente significa serlo en las situaciones reales complejas y diversas).
Para trabajar por competencias se requiere una nueva organización del tiempo y el espacio. Es decir, salir del aula, trabajar en grupos, organizaciones flexibles y más tiempo, o redestribución de éste. Por ejemplo, juntar dos horas de clase con la colaboración de otro profesor de otra especialidad.
Se necesita sobre todo diferentes metodologías a las tradicionales, como son: Análisis de casos, investigaciones, búsquedas, solución de problemas, trabajos en grupo, coeducación (que se ayuden entre ellos. Por ejemplo, juntar a un alumno que sabe más con uno que menos o que le cuesta más), proyectos, asambleas donde todos participen activamente, dejando que sean protagonistas e incluso creen ellos mismos los contenidos. De esta manera aprenderían más y mejor, y estarían más motivados. Todas estas metodologías han tener un enfoque globalizador.
El problema es que trabajar por competencias no es fácil y no hay tiempo para trabajar así tal como está actualmente organizada la escuela. El currículum actual, como sabemos, está demasiado cargado de contenidos y lo que se necesita en realidad es recortar en contenidos y mejorar y centrarse en la metodología, en cómo enseñar las competencias. Ésta es realmente la gran dificultad y el gran reto y es que la Escuela no sabe bien cómo enseñarlas. Y ello tiene que ver con que muchos de los componentes de las competencias carecen de una disciplina teórica que las sustente.
Como alternativa a todos estos problemas, Zabala propone diferentes alternativas y soluciones. En primer lugar, es fundamental el trabajo en equipo a todos los niveles, entre los alumnos, entre los profesores del centro y, en general el de todos los agentes educativos unidos. En segundo lugar, seleccionar y priorizar contenidos, diferenciando entre aquellos imprescindibles y aquellos deseables. "La solución no está en añadir nuevos contenidos, sino en aplicar las formas de enseñanza adecuadas", Zabala (p.157, Once ideas clave. Cómo enseñar y aprender competencias) y en tercero, la construcción de áreas, en lugar de asignaturas o materias. En ellas se recogerían todos los componentes de las competencias. Y por último propone no olvidar la teoría, que también es importante para poner en práctica lo aprendido, par ser competente.
En definitiva, trabajar por competencias es una ardua tarea y queda mucho por hacer. Y puede que sea una utopía llegar a conseguir el objetivo de trabajar de esta manera, el objetivo de crear personas competentes en todos los ámbitos de su vida, en la apuesta por una formación integral. Como dice Zabala: "Puede que sea utópico, pero es la utopía necesaria para enseñar, la que nos enseña el camino a seguir".
Monday, November 11, 2013
El Currículum de primaria
El origen del Currículum se sitúa en 1973, aunque es en 1981 cuando se establecen por primera vez unos objetivos de aprendizaje. Surge de la necesidad de un cambio en la EGB, donde los programas eran rígidos, pobres y homogéneos. No tenía en cuenta las diferencias según los contextos sociales.
La función del Currículum ha de ser socializadora: Ha de considerar factores como la formación personal y social por encima de la adquisición de unos conocimientos conceptuales. Se necesita una educación integral, por lo que el currículum debe incluir aspectos culturales y educativos, así como orientaciones para poder transferir conocimientos adaptándolos al entorno particular del alumno. Y también ha de incluir e incluye contenidos y finalidades.
Para ello el currículum se basa en diferentes fuentes: La sociológica (nos dice qué es lo importante según el contexto social), la epistemológica (para seleccionar de cada ciencia lo más importante para los contenidos), la psicológica (que nos explica cómo aprendemos y el proceso evolutivo) y la pedagógica (nos dice cómo enseñar, la metodología más adecuada).
Por y para ello, el currículum de primaria es:
- Único: Es el mismo para todos, porque todos tenemos derecho a la misma educación.
- Abierto: La administración decreta los mínimos, pero el centro lo adapta en función de su entorno. Ha de ser abierto para poder tener presente las diferentes realidades educativas, sociales y culturales del alumnado y poder adaptarse a ellas.
- Flexible: Cada centro lo ajusta de acuerdo a sus interesases y necesidades que vayan surgiendo.
- Descentralizado: Todos los implicados deciden, participan y lo adaptan. No es sólo la Administración quien decide.
El currículum tiene diferentes niveles de concreción:
- La Administración: Decreta los mínimos y reúne lo que hay que enseñar y las orientaciones sobre los aspectos personales y de conocimiento que deben adquirirse al finalizar el ciclo.
- El centro: Se concreta en el proyecto curricular de centro, que incluye objetivos generales y específicos, contenidos, metodología, etc. Se organiza por ciclos.
- El aula: Se concretan los objetivos para el grupo de alumnos en concreto y actividades de aprendizaje diarias, siguiendo las opciones metodológicas acordadas por el centro.
- Adaptaciones curriculares cuando sea necesario. Atender a la diversidad.
El currículum ha ido evolucionando desde sus orígenes y actualmente consta de los siguientes elementos: Objetivos, contenidos, metodología, criterios de evaluación y competencias. En 1990 la LOGSE introdujo el concepto de tipología de contenidos, clasificados en procedimentales, conceptuales y actitudinales. Y la LOE introdujo las competencias básicas, insistiendo en la necesidad de un aprendizaje significativo, en la capacidad de usar los conocimientos en situaciones reales, contextualizadas. Lo que se aprenda ha de servir para la vida real, para situaciones erales complejas, para que sean competentes.
Sin embargo, y a pesar de los avances del currículum, nos encontramos con una serie de problemas:
Uno de ellos es el currículum oculto y se refiere a los aspectos del currículum no observables, implícito y muchas veces inconsciente, pero con gran peligro por su carga ideológica, que suele ser negativa. Por ejemplo mandar un mensaje subliminal (o no) sexista.
Otro es que el currículum actual está demasiado cargado de contenidos y muy poco tiempo. Gran mayoría del profesorado quisiera reducir el número de contenidos, pero la Administración se opone, como muchas familias. El problema es que teniendo que cumplir ese currículum, no se pueden enseñar competencias, no se puede dar una educación significativa e integral. Se necesitaría para ello más tiempo y más recursos. En definitiva, aunque haya mejorado el currículum en los últimos tiempos, aún queda, en mi opinión, mucho por hacer y por cambiar...

Artefacto propio
Thursday, November 7, 2013
Va de mestres
La lectura de este libro es básica para el maestro que empieza. Podría considerarse un buen manual de lo que es la compleja tarea del maestro, una guía en la que mirarse y un estímulo y una esperanza por una educación y una sociedad mejor.
Desde la experiencia como profesores, los autores ofrecen
una guía de lo que es (o debería ser) un buen maestro. Y, personalmente,
comparto la mayoría de sus ideas. Quisiera ser una buena maestra. Y por ello me
gustaría ser un tipo de maestro que:
-
Les haga gozar del aprendizaje, de saber, de descubrir.
Que aprendan con ganas, que aprendan haciendo; con actividades y experiencias
significativas, adaptadas a sus intereses y necesidades. Que aprendan desde lo
emotivo; que lo vivan, lo disfruten y no lo olviden.
-
Les acompañe, les guíe, les oriente. Que les haga
pensar, analizar, ser críticos, solucionen problemas. Dejarles hacer solos,
darles su autonomía y darles tiempo y espacio para desarrollar su creatividad,
sus capacidades y potencialidades.
-
Refuerce mucho, que a veces se olvida (¡mucho
cuidado!). Reforzar lo positivo, más que castigar y fijarse en lo negativo. Se
consigue más y mejor. Y un niño más feliz, motivado y seguro de sí mismo.
-
Sea humana. Empática, afectuosa, cercana. Que les
escuche y les enseñe a escuchar. Que confíen en mí y en ellos mismos. Que se
sientan bien, seguros y felices. Base para poder empezar el viaje del saber.
-
Sea democrática, enseñe a vivir en sociedad. Que enseñe
y transmita paz, solidaridad, colaboración… Que atienda a la diversidad y que
trabaje y fomente el trabajo en equipo. Que forme personas, personas buenas,
críticas y luchadoras por una educación y una sociedad mejor. Que sea una
luchadora y un modelo para sus alumnos.
Para todo ello y porque tenemos que luchar por una educación
de calidad, me planteo todos estos retos:
-
Seguir luchando por una escuela de calidad, pública y
gratuita.
-
Reforzar y unificar todas las fueras, a todos los
agentes educativos. Fomentar la colaboración y el trabajo en el equipo con las
familias, Administración y demás.
-
Fomentar una escuela abierta a la sociedad, a todos y
siempre; innovadora, progresista y democrática.
-
Animar y estimular a los alumnos a ser mejores personas
y a que, como dicen los autores, “recuperen el compromiso político y personal
para una mejora colectiva de la sociedad..”.
En definitiva, mi objetivo es lograr una educación y una
sociedad mejor; formar personas.
Monday, November 4, 2013
Principios psicopedagógicos según el marco constructivista
En esta entrada analizaremos los principios psicopedagógicos sobre los que se fundamenta el aprendizaje significativo y la enseñanza de las competencias, frente al aprendizaje mecánico reproductivo de la escuela tradicional.
Según el marco constructivista estos principios son:
1. Conocimientos previos como punto de partida para el nuevo aprendizaje: Hay que partir de estos para que se produzca un aprendizaje significativo.
2. Vinculación de los nuevos contenidos con los conocimientos previos: La relación entre estos ha de ser significativa, de lo contrario acaba siendo un aprendizaje mecánico.
3. Nivel de desarrollo: Es necesario saber la etapa de desarrollo del alumno para poder ofrecerle una enseñanza adaptada a su nivel.
4. Zona de desarrollo próximo: Donde interviene el docente, que ha de plantear actividades con el nivel óptimo de dificultad; ni demasiado fáciles, porque no aprenderían, ni demasiado difíciles, pues se desmotivarían y tampoco aprenderían significativamente. Lo ideal es lo justo para que sea un reto que les estimule y ayude a pensar y aprender y que les haga ver que está dentro de sus posibilidades y pueden conseguirlo con ayuda del docente.
5. Disposición para el aprendizaje: Trabajar el bienestar del alumno es lo primero (más importante a veces que enseñar conocimientos, que no se olvide); su motivación, autoconcepto y autoestima.
6. Significatividad y funcionalidad: Es importante que lo aprendido tenga sentido. El problema muchas veces es que se aprenden cosas, como las ecuaciones, que aparentemente no tienen sentido, que el alumno no sabe para qué sirve. Pero el problema no es el contenido en sí, sino cómo se enseña, la metodología utilizada. Hay que presentar y enseñar los contenidos desde la funcionalidad, explicar que sirve para algo y para qué.
7. Actividad mental y conflicto cognitivo: Para aprender ha de haber conflicto cognitivo, se ha de pensar. Éste es el reto, enseñar a pensar. Los contenidos han de ser lo suficientemente difíciles para que haya actividad mental.
8. Actitud favorable, motivación y sentido: Aunque muchas veces se parte de una motivación extrínseca, se ha de lograr que ésta se haga intrínseca. Una motivación relacionada con el aprendizaje en sí, no para aprobar exámenes o porque obtendrá una recompensa por parte de sus padres, por ejemplo. Lograr que gocen de aprender.
9. Autoconcepto, autoestima, expectativas: El docente ha de trabajar para que todo ello sea positivo. Ha de animar a los alumnos a creer en sí mismo, en sus capacidades y posibilidades, aunque de modo realista, evidentemente. Es importante que el alumno tenga expectativas positivas de si mismo, de sus posibilidades de éxito y que el profesor las tenga también. De lo contrario se podría producir la llamada "profecía autocumplida".
10. Reflexión sobre el propio aprendizaje y metacognición: Que el alumno sea consciente de cómo aprende y de la mejor manera de hacerlo, que sepa regular su propio aprendizaje, lo cual es clave para el aprendizaje por competencias.
Todo ello nos acerca a la necesidad de aprender por competencias y saber cómo se aprenden los componentes de éstas: conceptuales, procedimentales y actitudinales.
- Aprendizaje de hechos: Se aprenden mecánicamente, pero primero se ha de entender. Se necesitan actividades de recuperación para que no se olviden.
- Aprendizaje de conceptos: Se requieren actividades que promuevan un verdadero proceso de elaboración y construcción personal del concepto.
- Aprendizaje de procedimientos: Se aprende a través de la ejercitación tutelada y reflexiva a partir de un modelo externo, el profesor. Este aprendizaje es clave, donde se empieza a aplicar la competencia, donde se pone en práctica los esquemas de actuación del alumno.
- Aprendizaje de actitudes: Enseñar al alumno a actuar con autonomía moral.
Hay que tener en cuenta que todos estos tipos de aprendizajes no podrán ser aplicados si no se han aprendido de forma funcional y significativa. Y es un reto el aprender por competencias, el aprender significativamente, de una manera constructiva. Supone un cambio en la enseñanza, en la metodología. Un cambio frente a la escuela tradicional y un trabajo más complejo y cambio de mentalidad. Ese es el error de la escuela tradicional, la que yo misma viví, en la que no entendíamos por qué teníamos que saber hacer ecuaciones de segundo grado. Las sabíamos ejecutar, pero no sabíamos aplicarlas a la realidad, para qué servían. Por ello no se conseguían aprendizajes significativos ni por competencias, sino mecánicos, alejados de la realidad, sin utilidad; sin interés y fácilmente olvidados.
El reto es que el alumno sea capaz de utilizar de manera práctica lo aprendido en situaciones futuras reales, que le sea útil para su vida. Y eso resulta una difícil tarea, puesto que enseñar competencias no es fácil. De hecho hay un debate, quienes piensan que pueden ser enseñadas en la escuela y quienes no, aunque sí desarrolladas. Lo que sí sabemos es que se pueden enseñar esquemas de actuación y su selección y puesta en práctica en diferentes contextos, para poder aplicarlos en situaciones reales, presentes y futuras. Enseñar competencias o desarrollarlas, ése es el reto del maestro, crear alumnos competentes.
Según el marco constructivista estos principios son:
1. Conocimientos previos como punto de partida para el nuevo aprendizaje: Hay que partir de estos para que se produzca un aprendizaje significativo.
2. Vinculación de los nuevos contenidos con los conocimientos previos: La relación entre estos ha de ser significativa, de lo contrario acaba siendo un aprendizaje mecánico.
3. Nivel de desarrollo: Es necesario saber la etapa de desarrollo del alumno para poder ofrecerle una enseñanza adaptada a su nivel.
4. Zona de desarrollo próximo: Donde interviene el docente, que ha de plantear actividades con el nivel óptimo de dificultad; ni demasiado fáciles, porque no aprenderían, ni demasiado difíciles, pues se desmotivarían y tampoco aprenderían significativamente. Lo ideal es lo justo para que sea un reto que les estimule y ayude a pensar y aprender y que les haga ver que está dentro de sus posibilidades y pueden conseguirlo con ayuda del docente.
5. Disposición para el aprendizaje: Trabajar el bienestar del alumno es lo primero (más importante a veces que enseñar conocimientos, que no se olvide); su motivación, autoconcepto y autoestima.
6. Significatividad y funcionalidad: Es importante que lo aprendido tenga sentido. El problema muchas veces es que se aprenden cosas, como las ecuaciones, que aparentemente no tienen sentido, que el alumno no sabe para qué sirve. Pero el problema no es el contenido en sí, sino cómo se enseña, la metodología utilizada. Hay que presentar y enseñar los contenidos desde la funcionalidad, explicar que sirve para algo y para qué.
7. Actividad mental y conflicto cognitivo: Para aprender ha de haber conflicto cognitivo, se ha de pensar. Éste es el reto, enseñar a pensar. Los contenidos han de ser lo suficientemente difíciles para que haya actividad mental.
8. Actitud favorable, motivación y sentido: Aunque muchas veces se parte de una motivación extrínseca, se ha de lograr que ésta se haga intrínseca. Una motivación relacionada con el aprendizaje en sí, no para aprobar exámenes o porque obtendrá una recompensa por parte de sus padres, por ejemplo. Lograr que gocen de aprender.
9. Autoconcepto, autoestima, expectativas: El docente ha de trabajar para que todo ello sea positivo. Ha de animar a los alumnos a creer en sí mismo, en sus capacidades y posibilidades, aunque de modo realista, evidentemente. Es importante que el alumno tenga expectativas positivas de si mismo, de sus posibilidades de éxito y que el profesor las tenga también. De lo contrario se podría producir la llamada "profecía autocumplida".
10. Reflexión sobre el propio aprendizaje y metacognición: Que el alumno sea consciente de cómo aprende y de la mejor manera de hacerlo, que sepa regular su propio aprendizaje, lo cual es clave para el aprendizaje por competencias.
Todo ello nos acerca a la necesidad de aprender por competencias y saber cómo se aprenden los componentes de éstas: conceptuales, procedimentales y actitudinales.
- Aprendizaje de hechos: Se aprenden mecánicamente, pero primero se ha de entender. Se necesitan actividades de recuperación para que no se olviden.
- Aprendizaje de conceptos: Se requieren actividades que promuevan un verdadero proceso de elaboración y construcción personal del concepto.
- Aprendizaje de procedimientos: Se aprende a través de la ejercitación tutelada y reflexiva a partir de un modelo externo, el profesor. Este aprendizaje es clave, donde se empieza a aplicar la competencia, donde se pone en práctica los esquemas de actuación del alumno.
- Aprendizaje de actitudes: Enseñar al alumno a actuar con autonomía moral.
Hay que tener en cuenta que todos estos tipos de aprendizajes no podrán ser aplicados si no se han aprendido de forma funcional y significativa. Y es un reto el aprender por competencias, el aprender significativamente, de una manera constructiva. Supone un cambio en la enseñanza, en la metodología. Un cambio frente a la escuela tradicional y un trabajo más complejo y cambio de mentalidad. Ese es el error de la escuela tradicional, la que yo misma viví, en la que no entendíamos por qué teníamos que saber hacer ecuaciones de segundo grado. Las sabíamos ejecutar, pero no sabíamos aplicarlas a la realidad, para qué servían. Por ello no se conseguían aprendizajes significativos ni por competencias, sino mecánicos, alejados de la realidad, sin utilidad; sin interés y fácilmente olvidados.
El reto es que el alumno sea capaz de utilizar de manera práctica lo aprendido en situaciones futuras reales, que le sea útil para su vida. Y eso resulta una difícil tarea, puesto que enseñar competencias no es fácil. De hecho hay un debate, quienes piensan que pueden ser enseñadas en la escuela y quienes no, aunque sí desarrolladas. Lo que sí sabemos es que se pueden enseñar esquemas de actuación y su selección y puesta en práctica en diferentes contextos, para poder aplicarlos en situaciones reales, presentes y futuras. Enseñar competencias o desarrollarlas, ése es el reto del maestro, crear alumnos competentes.
Monday, October 21, 2013
EL ROL DEL MAESTRO
Ser maestro no es tarea fácil, sobre todo en los tiempos que vivimos. No es sólo transmitir conocimientos de ocho de la mañana a tres de la tarde, por ejemplo. Ser maestro es mucho más: Es enseñar a los alumnos a pensar, a que se hagan preguntas y duden; es forjar la personalidad y la consciencia de los pueblos, etc. El trabajo es muy complejo y son muchos los problemas con los que se encuentra hoy en día el docente y muchas las virtudes necesarias las que han de poseer estos para realizar su trabajo con éxito.
Empecemos por analizar algunos de los problemas a los que se ha de enfrentar el docente hoy:
- El individualismo y el corporativismo: El docente metido en su aula, donde se siente seguro y a refugio de las críticas. Hay que luchar contra este individualismo y trabajar todos juntos, empezando por la propia escuela.
- La falta de autoestima por la pérdida de reconocimiento social. La figura del maestro ya no está tan reconocido como antes, se le exige más y está siendo cuestionado constantemente.. Esto es debido a la crisis de la sociedad, de los modelos de familias, de cultura... Como cita Miguel Ángel Santos Guerra, "En una cultura donde prevalece el individualismo, la competitividad... el docente ha de cultivar la solidaridad, el respeto, la compasión por los débiles y hacer amar el conocimiento en una sociedad obsesionada con el dinero, el poder y la fama" ). Se les exige más, y todo ello con peores condiciones y sueldos cada vez.
- La falta de formación. El docente ha de estar en formación continua. No basta con estudiar una carrera, sino que ha de seguir formándose y estar al día de los vertiginosos cambios que se producen en la sociedad y saber usar, por ejemplo, las nuevas tecnologías.
Relacionado con este último punto, es necesario referirse al modelo TPACK (Mishra y Koehler, 2006). Los autores de este modelo defienden la necesidad de formar al docente en tres tipos de conocimiento: El pedagógico, el contenido de la materia y el tecnológico. Este sería, en mi opinión muy acertadamente, el modelo necesario para una formación completa del profesorado en la actualidad, donde las nuevas tecnologías juegan tan importante papel.
Analicemos ahora algunas de las virtudes y/o requisitos que habría de reunir un buen profesor para realizar tan difícil labor:
- Estar en formación continua. Estar actualizado de nuevos métodos, estrategias, etc.
- Poseer conocimiento sobre la infancia y adolescencia. Y conocer a sus alumnos, sus necesidades, sus intereses e historias familiares. Y han de trabajar conjuntamente con las familias y demás agentes educativos y seguir un plan común en beneficio del niño.
- Ha de conocer el mundo y relacionarlo con la cultura. Y hacer que los alumnos descubran y conozcan su mundo, su sociedad, la realidad.
- Trabajar valores, tales como la solidaridad, la paz, la democracia. La escuela y el profesor en concreto debe ser un ejemplo, un modelo a seguir por sus alumnos. Compromiso político y social.
-Han de ser amorosos, afectivos. Aunque las tecnologías avancen a un ritmo tan vertiginoso y pudieran quizás, quien sabe, sustituir al profesor, éstas carecen de algo necesario para el aprendizaje: El afecto. Sin éste, no hay una educación completa y de calidad.
En resumen, el maestro tiene una realmente complicada tarea en los tiempos de crisis en que vivimos hoy a todos los niveles. A éste se le presiona y exige más, por menos. Y además, al maestro no le basta la formación recibida en una carrera universitaria para todo lo que se le exige. Éste ha de ser psicólogo, filósofo, actor, payaso... Tener carisma, autoridad, ser cariñoso, entusiasta, etc.
Efectivamente, entusiasmo es lo que necesita un profesor. Transmitir entusiasmo y pasión por aprender en los alumnos, eso es, en mi opinión, lo más importante. Y todo lo que ha de transmitir, tiene que sentirlo y vivirlo el mismo profesor, que ha de ser y es un ejemplo para sus alumnos. Ha de ser un modelo y de hecho lo es, a veces sin darnos cuenta, de que "Lo que los docentes hacen y dicen puede quedarse en la mente de los alumnos par el resto de sus vidas, porque los docentes cambian vidas para siempre" (Sonia Nieto).
No cabe duda pues, de la enorme responsabilidad de los maestros, de la gran importancia de su labor.
¡Tenemos los docentes un gran poder, un gran potencial para producir cambios, para hacer una sociedad mejor y más feliz, y hemos de aprovecharlo!
Monday, October 14, 2013
Tonucci: ¿Enseñar o aprender?
TONUCCI: ¿ENSEÑAR O APRENDER?
En este artículo Tonucci analiza y compara la escuela transmisiva o tradicional versus la escuela constructiva, así como el papel de la escuela, del maestro, del alumno, las familias y demás agentes educativos. Plantea la necesidad de un cambio, de una revolución educativa.
Hace décadas la escuela era la respuesta educativa a una demanda de élite. sólo después de la segunda Guerra Mundial se plantea una enseñanza obligatoria para todos y ésta se amplía, efectivamente, pero sin cambiar realmente. Sigue siendo selectiva y alejada de la vida y de la realidad del alumno. La escuela que debería contribuir a hacer iguales a los ciudadanos sirve en realidad para marcar las diferencias.
La sociedad ha cambiado y sigue cambiando a un ritmo vertiginoso y la escuela, sin embargo, sigue siendo la misma que hace cuarenta años. Se hace necesaria una revolución metodológica total y la formación continua del profesorado en general y en especial, de las nuevas tecnologías, de las herramientas educativas y de nuevas metodologías.
En los últimos tiempos la escuela ha conseguido un auténtico monopolio en la educación; se le exige más para que compense los déficits ante la crisis en los nuevos modelos de familia y de las organizaciones. Sin embargo, el cambio y el progreso en la educación depende de todos estos agentes y no sólo de la escuela. Es necesario pues elaborar un proyecto educativo integrado y coordinado entre todos.
Es imprescindible un nuevo modelo de escuela. Una escuela donde se priorice la práctica, donde los alumnos sean los verdaderos protagonistas de su propio aprendizaje. Una escuela en la que pueden y deben participar activamente y en la que se enseñe partiendo de sus necesidades, experiencias y conocimientos anteriores. Que atienda la diversidad, que no sea homogénea, que no separe a los niños por criterios como la edad, que esté abierta a la realidad, que salga del espacio cerrado que es el aula y que no esté sujeta a estrictos horarios. Una escuela que ofrezca aprendizajes significativos y no realidades teóricas alejadas de la realidad del niño.
En el modelo de escuela que propone Tonucci los papeles del maestro y de lo s alumnos cambian:
El alumno ya no es una tabula rasa que hay que llenar con conocimientos, sino que ya saben cuando llegan a la escuela. Se trata pues de profundizar y reestructurar estos conocimientos.
El maestro, por otro lado, deja de ser el poseedor de la verdad absoluta para ser guía, mediador, observador y responsable del método. Es importante que reúna una serie de características como son: Que sea investigador, que sepa estimular y crear pasión por aprender, que sepa adaptarse a la realidad de cada alumno y a la realidad en general; que salga del aula y descubra el mundo fuera de ésta; que lea, que escriba, que escuche, que se implique personalmente.. Que, en definitiva, sea un modelo para sus alumnos.
En conclusión, Tonucci plantea un modelo de escuela y de educación ideal, constructiva y significativa, que sirva para la vida. Pero ello implica un camino revolucionario que depende de muchos factores y agentes del Estado, de las políticas, etc.
Queremos una escuela, una educación mejor, más avanzada, necesitamos una revolución del sistema.. Y contrariamente, vamos hacia atrás, retrocediendo a tiempos pasados, especialmente en nuestro país, con tantos cambios legislativos y la nueva ley, la LOMCE. Leyes impuestas por los políticos y contra las cuales la escuela y los ciudadanos, al parecer y tristemente, poco podemos hacer.. ¿Cómo conseguir una escuela y una educación democrática si la sociedad en la que vivimos en realidad no lo es...?
Wednesday, October 9, 2013
El sistema educativo y las finalidades de la educación
EL SISTEMA EDUCATIVO Y LAS FINALIDADES DE LA EDUCACIÓN
El sistema educativo ha ido evolucionando y con ello, las finalidades de la educación y la importancia dada a unos u otros contenidos. Pero la finalidad fundamental es contribuir al pleno desarrollo de la personalidad en todos los ámbitos de la vida.
Se trata de conseguir una formación integral (para que sean competentes no sólo en lo académico, sino en la vida. Para ello tienen que desarrollar sus capacidades, etc) y una formación para la vida. Aunque, como resultado de décadas de escuela selectiva y propedéutica, lo que se ha venido haciendo es más bien una formación integral académica y una formación para la vida académica también, como no.
La enseñanza tiene que basarse en competencias, más que en teorías que priorizan el saber teórico frente al práctico. No tiene que ser sólo una transmisión de conocimientos, sino más un desarrollo de la persona. Y esta idea ya estaba presente en textos clásicos, es histórico.
En el modelo de la escuela selectiva y propedéutica, hay dos caminos: El corto, que es para la mayoría de la población y el largo, que es para una minoría, los que tienen dinero y pueden ir a la universidad.
Así, lo que se enseña en la escuela está encaminado para llegar a la universidad. Es decir, prepara a la población a ser “competentes” en algo que la mayoría no necesitará.
Y además se basa en la transmisión y reproducción verbal. En conclusión, no ofrece a la población una formación útil en cuanto a posibilidades vitales y profesionales.
Es necesario pues otro modelo de escuela, una que sea para todos.
La finalidad de la educación no ha de ser sólo la transmisión de conocimientos, sino el pleno desarrollo del ser humano, educar para la paz, la solidaridad, el respeto, aprender a convivir, a ser, a hacer… No sólo a conocer. Está dirigida al desarrollo y explotación de sus capacidades, de sus talentos, etc, con el fin último de que la persona mejore su vida y transforme la sociedad. Y esto lo postulan distintas estancias internacionales, la Constitución española, etc.
Hay tres tipos de educación: La formal, la no formal y la informal. Todas ellas contribuyen a la formación integral de la persona.
Se ha de promover que en todos los tipos de educación haya experiencias educativas para el desarrollo de la personalidad. Pero ¿qué papel tiene la escuela en la de formar a las personas en todas sus capacidades? Se aprende de muchos sitios, no sólo de ahí… ¿Y cómo hacer que las familias hagan bien su papel?
Es necesario analizar el problema desde una visión global redefiniendo lo que es el sistema educativo, diferenciándolo del sistema escolar. El educativo comprende los tres tipos de educación, son todos los agentes educativos. Los tres tendrán unas responsabilidades compartidas y cada una las suyas.
El problema es si la escuela está preparada para asumir sola esa responsabilidad. Y la respuesta es no.
Otro problema es la familia. En un tipo de escuela instructiva, familia y escuela tienen claro su papel, la diferenciación está clara. Sin embargo, en una escuela que busca el desarrollo integral de la persona, no está tan claro y puede que la familia no haga su papel correctamente. ¿Cómo conseguir conciliar los dos proyectos educativos, el familiar y el escolar? La respuesta es la responsabilidad compartida. El sistema educativo es corresponsable con las familias en la educación de sus hijos: La escuela proporciona los conocimientos, recursos, profesionalidad… Pero tienen un tiempo limitado. La familia ha de ofrecerle tiempo y afecto, entre otras cosas. Aún así, ¿quién asegura que las familias sean capaces de educar a sus hijos en valores sociales y de convivencia que la sociedad pretende? En este caso, la escuela sería la encargada compensar tales déficits familiares, en la medida de lo posible.
En conclusión, hay que trabajar tantas cosas en la escuela para el desarrollo de la persona… Y sin embargo se sigue quedando corta e insuficiente. Se habla del desarrollo integral de la persona y sin embargo no hay una materia en la que se enseñen emociones, sentimientos, sexualidad… No nos enseñan a controlar ni a reconocer nuestras emociones, algo tan humano e imprescindible. Nadie nos enseña a controlar o soportar el dolor, por ejemplo, el miedo… Cómo afrontar la muerte (algo humano también y donde todos, irremediablemente, llegaremos). Todas esas cosas tan importantes para el desarrollo de la persona, no se estudian en la escuela y debería, en mi opinión. Pero el hecho es que no importa a muchos; los padres prefieren que su hijo aprenda para que sea ingeniero (que vaya a la universidad y “sea alguien”, tenga un trabajo, etc) y no para que sepan hacer frente al dolor u otras manifestaciones humanas...
Autor: jpazkual
Raquel Ortiz López
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