Monday, November 18, 2013

LAS COMPETENCIAS BÁSICAS


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El concepto de competencia nace del mundo empresarial y de FP, donde se dieron cuenta de que no necesariamente aquellos que tenían mejor expediente académico eran los más competentes. De ahí surgió la necesidad de formar personas competentes. Este término pasa a la educación a través de la LOGSE y el marco constructivista que recoge estos principios.

Cuando hablamos de competencia nos referimos a la capacidad o habilidad de ejecutar tareas o hacer frente a situaciones diferentes de forma eficaz en un contexto determinado, con la necesaria movilización de conocimientos (concepto), habilidades (procedimiento) y actitudes (actitud).
Es saber (concepto), saber hacer (procedimiento) y saber ser (actitud). Es decir, una persona es competente cuando domina estos componentes. Para Zabala, las competencias tienen cuatro patas: Contenidos de tipo conceptual, hechos y principios, procedimental y actitudinal. Para él son necesarias las cuatro, unas se necesitan a las otras, es decir, también son importantes los conocimientos, la teoría, además de la evidente práctica. "La competencia y los conocimientos no son antagónicos, ya que cualquier actuación competente siempre implica el uso de conocimientos interrelacionados con habilidades y actitudes" (Zabala, p.53, Once ideas clave. Cómo enseñar y aprender competencias). Es decir, es necesaria la teoría, aprender conceptos, hechos y principios, pero comprendiendo primero y después se practica. Para Zabala teoría y práctica se necesitan (aunque hay un gran debate sobre este tema).

Para la enseñanza y el aprendizaje de las competencias, se deben cumplir además dos características: la funcionalidad (el alumno ha de saber por qué aprende un concepto, para qué sirve) y la complejidad de la situación (es necesario plantear tareas complejas, dado que la realidad es compleja y ser competente significa serlo en las situaciones reales complejas y diversas).
Para trabajar por competencias se requiere una nueva organización del tiempo y el espacio. Es decir, salir del aula, trabajar en grupos, organizaciones flexibles y más tiempo, o redestribución de éste. Por ejemplo, juntar dos horas de clase con la colaboración de otro profesor de otra especialidad.
Se necesita sobre todo diferentes metodologías a las tradicionales, como son: Análisis de casos, investigaciones, búsquedas, solución de problemas, trabajos en grupo, coeducación (que se ayuden entre ellos. Por ejemplo, juntar a un alumno que sabe más con uno que menos o que le cuesta más), proyectos, asambleas donde todos participen activamente, dejando que sean protagonistas e incluso creen ellos mismos los contenidos. De esta manera aprenderían más y mejor, y estarían más motivados. Todas estas metodologías han tener un enfoque globalizador.
El problema es que trabajar por competencias no es fácil y no hay tiempo para trabajar así tal como está actualmente organizada la escuela. El currículum actual, como sabemos, está demasiado cargado de contenidos y lo que se necesita en realidad es recortar en contenidos y mejorar y centrarse en la metodología, en cómo enseñar las competencias. Ésta es realmente la gran dificultad y el gran reto y es que la Escuela no sabe bien cómo enseñarlas. Y ello tiene que ver con que muchos de los componentes de las competencias carecen de una disciplina teórica que las sustente.

Como alternativa a todos estos problemas, Zabala propone diferentes alternativas y soluciones. En primer lugar, es fundamental el trabajo en equipo a todos los niveles, entre los alumnos, entre los profesores del centro y, en general el de todos los agentes educativos unidos. En segundo lugar, seleccionar y priorizar contenidos, diferenciando entre aquellos imprescindibles y aquellos deseables. "La solución no está en añadir nuevos contenidos, sino en aplicar las formas de enseñanza adecuadas", Zabala (p.157, Once ideas clave. Cómo enseñar y aprender competencias) y en tercero, la construcción de áreas, en lugar de asignaturas o materias. En ellas se recogerían todos los componentes de las competencias. Y por último propone no olvidar la teoría, que también es importante para poner en práctica lo aprendido, par ser competente.

En definitiva, trabajar por competencias es una ardua tarea y queda mucho por hacer. Y puede que sea una utopía llegar a conseguir el objetivo de trabajar de esta manera, el objetivo de crear personas competentes en todos los ámbitos de su vida, en la apuesta por una formación integral. Como dice Zabala: "Puede que sea utópico, pero es la utopía necesaria para enseñar, la que nos enseña el camino a seguir".

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